Friday, August 31, 2007
Medicina para todos los males
La luna
Jaime Sabines
La luna se puede tomar a cucharadas
o como una cápsula cada dos horas.
Es buena como hipnótico y sedante
y también alivia
a los que se han intoxicado de filosofía
Un pedazo de luna en el bolsillo
es mejor amuleto que la pata de conejo:
sirve para encontrar a quien se ama,
y para alejar a los médicos y las clínicas.
Se puede dar de postre a los niños
cuando no se han dormido,
y unas gotas de luna en los ojos de los ancianos
ayudan a bien morir.
Pon una hoja tierna de la luna
debajo de tu almohada
y mirarás lo que quieras ver.
Lleva siempre un frasquito del aire de la luna
para cuando te ahogues,
y dale la llave de la luna
a los presos y a los desencantados.
Para los condenados a muerte
y para los condenados a vida
no hay mejor estimulante que la luna
en dosis precisas y controladas.
Monday, August 27, 2007
Un poco de música
¡Carpe Diem!
La lente de Sophia
Pues para seguir con esto de la poesía y para que vean que cuuuuuursi me puedo poner, les dejo este pedazo de alma que alguien me arrancó.
La lente de Sophia
Estoy buscando tus ojos, tu mirada, tus sueños,
tu piel empapada del rocío de tu cuerpo,
tu frente colmada de fragancias;
fragancias de los más diversos sabores,
de imágenes de los más diversos olores.
Busco el ondular de tu cabello al viento,
el sonido de tu figura a contraluz.
Busco el sabor de tus palabras,
la dulzura de un te amo,
la tibieza de un mi vida,
la amargura de un adios.
Busco el sumbido de las abejas en tu lente inquieta,
el mirar a través de tus ojos caleidoscópicos,
el sabor de esas imágenes en ambar,
aquellas que pasan por tu mente,
el sonido de esa luz roja en tu oscuridad,
la textura de esos momentos atrapados,
aquellos que van apareciendo al revelar,
bajo el amarillento líquido de la conciencia.
Busco como busca un ciego,
grito como grita un mudo,
oigo al igual que un sordo.
Con la lente del alma,
con el corazón,
con la esperanza de encontrar...
la luz de tus ojos,
el color de tus besos,
el calor de tu cuerpo,
el sabor de tus imágenes
y ese olor a flores...
el de tu amor.
Y por si no fuera poco les dejo a Edith Piaf con una canción muy adecuada.
Herido
Río negro que en tus aguas llevas,
pintado en rojo el corazón herido,
mátalo pronto yo te pido,
y arrójalo al mar cuando de él bebas.
Sacia tu sed de sangre,
serpiente de sus riveras,
saborea el suave hedor de sus caudales,
y escupe sus huesos cuando quieras,
en lo más profundo de los pastisales.
Receta para dormir
Cuando te duermas esta noche
cierra esos ojos azul de cielo
libera tu alma, lánzala al vuelo
y venme a visitar a mi racámara oscura.
Acércate a mi cama,
déjame oler tu pelo,
confórtame con el calor de tus mejillas,
hazme temblar hasta las rodillas
con el dulce mirar de tus ojos bellos.
Cuando te duermas esta noche,
pídele a morfeo que tu sueño sea eterno,
que te arrulle con mi beso tierno
y que suave, muy suave te traiga hasta mi lado.
Cuando te duermas esta noche
conviértete en gaviota,
cruza el mar
y al llegar al puerto,
arroja a Poseidón una de tus plumas.
Pídele que me lleve hasta tu lado,
para despertar en una mañana hermosa,
en una mañana con lluvia y truenos.
Pues que importa una tormenta afuera,
si en mi cama plácido un sol concilia el sueño.
Y si al despertar,
mi lado en la cama está vacío,
si de mi cuerpo sólo queda un recuerdo...
¡No te duermas corazón y búscame!
¡No soy sólo un sueño!
Wednesday, August 01, 2007
Romance mudo con el cuadro de la “Mujer remojando pensamientos en una taza metafórica”
Pablo PIcaso
Mientras leía la última frase del placentero comentario sobre lo hermoso de las coincidencias, que la Ranita (como ya le digo sin su autorización), una amiga de la universidad puso en su blog, me llené de pensamientos sobre la causalidad, la casualidad y la coincidencia; no obstante, el flan de mi inspiración no acababa de cuajar (será que siempre le pongo demasiado caramelo de conciencia), pero hoy cuando sosteníamos una filosófica conversación sobre lo ultraterreno de los crustaceos, so pretexto de una metafórica taza de café, me encontré la inspiración flotando sobre el mismo. Ahí estaba, la famosa nata, que la mujer del cuadro reclamaba interrumpía su acceso al robusto elixir; puesto que siendo la taza metafórica, la nata solo puede ser aquello que de pronto sobresale, aquello que así nada más impide el acceso a la otra conciencia. Lo anterior me remitió irremediablemente a los últimos dos párrafos del ensayito de mi amiga, donde se ocupa de lo maravilloso de la casualidad; por lo que ahora te apunto Renecita, que la causalidad es la metafórica taza de café de nuestro platicado cuadro. La experiencia es lo que conforma nuestras vidas, pero lo que subyace es lo que las llena. Lo significativo de un suceso se puede encontrar especialemente marcado por la cantidad de casualidades que “descubrimos” se reunieron para darle origen, esto tiene mucho de verdad y mucho de no descubierto.
Conforme pasamos por la vida, los dioses juegan con nosotros, nos dan cuchardas de inspiración, gotas de locura, tazas de resignación, rebanadas de felicidad, manojos de nervios, untadas de pasión, platos de oportunidades, copas de valor y chispas de... de chocolate. La intrincada receta que cada uno de los ingredientes forma es única, cómo único es cada uno de nosotros, la temperatura, el tiempo y hasta la dedicación hacen de cada platillo de experiencia un momento único e irrepetible. El demiurgo cocina a capricho y sin preguntar, para entregarnos una metafórica taza que de pronto puede llenarse de nata y quitarnos el acceso al líquido ocre de la conciencia.
Así, me atrevó a decir, que la coincidencia no es sino el resultado súbito de la capacidad de sorprenderse y de encontrar que dos o más sucesos se encontraron en la condiciones correctas para originar un tercero. El cotidiano discurrir de nuestras vidas tiende a aprehender lo que nos rodea, así, no lo hacemos conciente hasta que de pronto, movemos un poquito la nata y nos damos cuenta de que en nuestra taza hay más que café.
Con todo esto, nos felicito, la “Mujer remojando pensamientos en una taza metafórica” es en realidad el proberbial ser buscando asir un poco de experiencia, para encontrar la coincidencia. Al final ambas palabras se encuentran ligadas, la experiencia es el conocimiento (encia) de aquello que el hombre conoce cuando sale (ex) a revisar lo que hay a su alrededor (peri), mientras que la coincidencia es el conocimiento (encia) de aquello que ocurre (incide) al mismo tiempo (co); por lo tanto para coincidir es necesario experimentar, remojar el pan de la conciencia en la metafórica taza de la otra conciencia y recuperar de aquello que obtuvimos, lo que sucedio al mismo tiempo, en el lugar y momento adecuado para traer un feliz acontecimiento.
No podría haber imaginado mejor y más rico título para el cuadro de la “Mujer remojando pensamientos en una taza metafórica” y no podría encontrar mejor lección que la que nos da la etimología de estas palabras: “Sal, vive, reflexiona, por que sin experiencia no hay coincidencia”, en otras palabras, ¡levántate y anda! ¡la coincidencia es hermosa, pero no te va a venir a encontrar ahí sentado!